Se cortan los pimientos por la mitad, y se fríen. Se reservan tanto el aceite como los pimientos.
Se cortan los ajos por la mitad, y se fríen con algo de aceite en la paila. Se retiran antes de que se quemen, y se reservan.
Se espolvorea un puñado de harina en el aceite de la paila donde hemos frito los ajos. La dejamos hasta que la harina esté algo tostada.
Se vierte el agua en la paila. CUIDADO! Al principio, el aceite está muy caliente, hay que añadir el agua poco a poco.
Se pone un poco de sal, y se deja hasta que hierva.
Cuando está hirviendo, se añaden 3/4 de la harina de sémola en la paila.
Hay que menear la mezcla con la rasera sin parar, para evitar que queden grumos. El movimiento es de corte y vuelta.
Se reduce el fuego al mínimo, y se sigue moviendo y añadiendo el resto de la harina hasta que la textura quede al gusto.
Se hace un agujero en el medio, y se añade el aceite de los pimientos. Se sigue mezclando.
Se añaden los ajos. Se sigue mezclando.
Cuando estén al gusto, se retiran del fuego para que reposen, y se añade el acompañamiento.