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Antonio Corrionero

Antonio Corrionero
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Canónigo, obispo, teólogo y conciliarista
Año de nacimiento:p. t. s. XVI
Lugar de nacimiento:Babilafuente (Salamanca)
Año de fallecimiento:1570
Lugar de fallecimiento:Almería

Biografía

Antonio Corrionero fue uno de los grandes teólogos y obispos del siglo XVI en España. Nació en Babilafuente, diócesis de Salamanca.

Estudió en el Colegio Mayor de San Salvador de Oviedo en la Universidad de Salamanca, siendo discípulo de Domingo de Soto y de Francisco de Vitoria. Se graduó como maestro en Teología y regentó la cátedra de Santo Tomás entre 1548 y 1549. Posteriormente fue magistral de la catedral de Zamora.

Acompañó a Felipe II en su viaje a Inglaterra, embarcando en La Coruña el 12 de julio de 1544. Su labor en la restauración católica y reforma de costumbres motivó que el Rey lo propusiera para la sede episcopal de Almería. El 15 de febrero de 1557 fue promovido por el papa Paulo IV en Consistorio, llegando a Almería en 1558.

Su ausencia más prolongada de la diócesis fue durante su asistencia a la tercera etapa del Concilio de Trento, desde 8 de diciembre de 1561 hasta 4 de diciembre de 1563. Allí destacó como uno de los Padres Conciliares más influyentes, defendiendo la sacramentalidad del episcopado, la colegialidad y el Primado del Romano Pontífice.

En 1565 asistió al Concilio Provincial de Granada, acompañado de los canónigos de Almería. Allí se trataron temas como la aplicación de las disposiciones tridentinas, el problema morisco y la creación de colegios-seminarios para la formación del clero.

En la catedral de Almería se le atribuye la obra del coro tallado por Juan de Orea. Su episcopado estuvo marcado también por las dificultades derivadas del levantamiento morisco.

Falleció el 13 de mayo de 1570 y fue sepultado en la capilla de la Piedad de la catedral de Almería.

Reconocimientos

Su trayectoria refleja:

Legado

Antonio Corrionero fue un teólogo y obispo de gran relevancia en el siglo XVI, vinculado a la escuela salmantina y protagonista en el Concilio de Trento. Su pensamiento sobre la sacramentalidad del episcopado y la colegialidad, junto con su defensa del Primado del Papa, lo convierten en una figura clave de la teología católica. En Almería dejó huella en la catedral y en la organización eclesiástica de la diócesis.

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