En el segundo domingo de Semana Santa.
Los quintos del pueblo (mozos que iban a realizar el servicio militar), al salir de la misa, fabricaban un muñeco de trapo llamado Judas. Éste se sujeta a un árbol en un huerto, se le colocaba un petardo y se le prendía fuego.
El muñeco de Judas representa todo lo malo que había sucedido en el pueblo, y su quema simboliza la desaparición de todas esas desgracias.